Ya has entendido las ventajas de una práctica regular. Algunas personas quizás tengan la impresión de tener costumbres que se acercan a la meditación o de estar a veces en estados "muy presentes", de relajación, pausa, reflexión, andar en solitario, escuchar música, un baño…

De hecho, meditar en sencillo, pero no es fácil:

  • También hace que confrontemos nuestros miedos, dificultades y carencias, y nos encontremos ante la existencia pura (agradable y desagradable, positiva y negativa…).
  • La experiencia a veces es laboriosa e ingrata (y va mucho más allá de la celebración de algunos momentos breves de presencia intensa)....
  • Las técnicas formalizadas por expertos desde hace siglos son muy específicas y requieren un aprendizaje paciente.
  • La práctica hay que hacerla regular y sostenible.

Igual que aprendiste a escribir o a montar en bicicleta, es muy importante aprender para comprender cómo practicar y cómo funciona nuestra mente. No olvides los esfuerzos que hiciste para adquirir nuevas competencias a lo largo de los años. No te limites a leer algunos bestsellers sobre la meditación: ¡practica! Si no, sería cómo mirar los menús de los restaurantes y no comer nunca.

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