¿Quizás a veces empiezas a impacientarse un poco? Te impacientas por pasar al siguiente ejercicio… por acabar una sesión… por ver beneficios en tu vida cotidiana…
Exigir resultados inmediatos no es realista: todos los aprendizajes (aprender a caminar, a leer, a montar en bici, a conducir, a jugar a tenis) requieren tiempo.
¿O es más bien pereza?
Identifica esos pensamientos relacionados con la pereza, anótalos en un cuaderno mental y obsérvalos con cierta distancia: ¿Qué pensamientos te frenan?
- No te gusta demasiado esforzarte en general y tu pereza natural te quita un poco de entusiasmo. No te culpes, no te pongas ninguna etiqueta, es completamente normal.
- Tienes tendencia a renunciar incluso antes de empezar. Nos pasa a todos.
- Estás harto/a, tienes la impresión de que tu mente y tu cuerpo están hartos de meditar. Esos pensamientos son muy habituales, y no pasa nada.
- Sientes un deseo irreprimible de hacer pequeñas tareas u otras cosas menores en lugar de meditar, aunque reconoces su importancia. Es un clásico.
475
411
¿Fue útil este artículo?
Usuarios a los que les pareció útil: 443 de 475
Artículos en esta sección
- ¿Cómo hacer de la meditación un hábito?
- ¿Cómo mantener esa tranquilidad después de la sesión?
- Tengo pensamientos incesantes
- ¿Cómo practicar entre dos sesiones?
- Me duermo durante la sesión
- Sensación de ira, ansiedad, tristeza o miedo cuando meditas
- Siento incomodidad y dolor
- Impaciencia o pereza
- ¿Qué hay que hacer cuando se nos propone dejar que nuestra mente vaya donde quiera, sin juzgarla, sin ningún enfoque concreto?
- ¿Cómo puedo empezar a meditar solo?
Agregar comentario
Inicie sesión para dejar un comentario.