Respuesta de uno de nuestros expertos: "En mi práctica personal, después de cerrar los ojos empiezo por llevar la atención a mi postura… Después, paso a mis puntos de contacto (con el suelo, con la silla), a mis manos sobre las rodillas, los muslos o una sobre la otra. Entonces intento permanecer unos segundos siendo consciente de mi cuerpo, de mi postura y de mis puntos de contacto. Solo entonces llevo la atención a la respiración, a la parte del cuerpo donde la siento más presente; puede ser en la cara, el pecho, el vientre... en mi caso es a la altura del pecho. Y permanezco consciente de mi respiración, siguiendo la inspiración desde el principio hasta el final, y siguiendo la espiración desde el principio hasta el final. A veces para ayudarme un poco, me digo: “inspiro y sé que inspiro, espiro y sé que espiro”, o inspiro y soy plenamente consciente de que inspiro, y espiro y soy plenamente consciente de que espiro. Después de ese rato de estar plenamente presente en mi respiración, abro la atención a lo que percibo a mi alrededor: a lo que oigo, a lo que siento, y permanezco con ello durante un rato, sin juzgar, acogiendo lo que viene como si lo oyera por primera vez... Durante la meditación repaso mi postura, mis puntos de contacto, mi respiración, lo que percibo a través de los sentidos".
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